Por: Eric Parrado, superintendente de Bancos e Instituciones Financieras.
La brecha de género que mantiene Chile no sólo es motivo de vergüenza en términos de equidad y justicia. Además, significa un desperdicio económico. Un reciente estudio estima que el país sería un 20% más rico si cerrara la actual brecha. Otro estudio inédito de la SBIF confirma la inmensa desproporción.
A pesar de esfuerzos recientes, Chile está continuamente perdiendo talento, bienestar y una visión distinta por culpa de la brecha de género. De acuerdo con el último ranking anual de brechas de género del Foro Económico Mundial, Chile está en la posición 66 de 142 países. Si nos comparamos sólo con los países de América Latina y el Caribe, Chile aparece en el puesto 15 de 26. Esto es simplemente vergonzoso. Es momento de actuar y no esperar que la inercia transforme estos números por sí sola. La paridad de género debemos convertirla en una prioridad estratégica para el sector privado y público.
Hay múltiples razones para hacerlo. Una directa y poderosa razón es la equidad. Las mujeres representan la mitad de la población y, por lo tanto, merecen una mayor participación económica, influencia y representación política. No sólo estamos siendo injustos, además estamos perdiendo riqueza, al no considerar la total capacidad de nuestro capital humano y el talento de la mitad de nuestra población.
En Chile, los trabajos a los que acceden las mujeres están concentrados en posiciones que requieren relativamente de menos calificación y que, por lo tanto, pagan bajos salarios. Y, aún para las mismas posiciones, la brecha de salario entre hombres y mujeres sigue siendo significativa. Según la última Encuesta Suplementaria de Ingresos (2013) del INE, el ratio entre el ingreso medio de las mujeres y el ingreso medio de los hombres se mantiene en 80%, cifra que no ha experimentado grandes cambios desde el 2001.
Esto se ve reflejado en los resultados de una inédita y reveladora encuesta de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF), que será publicada con detalles en el cuarto trimestre del 2015, la cual muestra que sólo en la posición “resto” las mujeres son mayoría (54,2%) en el sistema bancario y en las cooperativas fiscalizadas por la SBIF. En otras posiciones superiores, desde jefaturas intermedias hasta los miembros de directorios, la participación de las mujeres disminuye dramáticamente. En el caso de directorios, sólo se registran 12 mujeres de un total de 87 directores. Es decir, la mitad de nuestra población está representada sólo por un 13,8% en la toma de decisiones estratégicas de esas empresas.
Quien crea que la equidad y la justicia no son activos por sí mismas se podría convencer por motivos económicos. Según un reciente estudio de Cuberes y Teignier (2015), el hecho de que muchas mujeres estén excluidas tiene relación con la disminución del talento potencial de los emprendedores en las economías. Y esto se refleja en la riqueza y bienestar económico de los países. Los autores estiman que, por ejemplo, Chile podría ser un 20% más rico si cerrara la actual brecha de género.
Esto requiere un cambio de actitud. Como anécdota reciente, podemos ver que el anuncio del embarazo de gemelos de Marissa Mayer, gerente general de Yahoo ha sido el foco de atención de las noticias por razones equivocadas. Lo resume una frase del portal tecnológico TechCrunch: “Ciertamente, el embarazo —y luego el cuidado de los gemelos— además del rol altamente cargado de ser gerente general de una empresa destacada de tecnología en transición (y criando otro niño) es una carga alta de trabajo”. ¿Sólo por su condición de mujer tiene que optar entre encargarse de los hijos versus dirigir una empresa?
Todos podemos contribuir a través de cambios de actitud y de políticas inteligentes de diversidad. Como dijo la filósofa Mary Wollstonecraft: “No deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas”. Esto sólo puede lograrse con la participación de todos, y especialmente de la contribución de los hombres.