La resiliencia, en términos psicológicos, es la capacidad de una persona para superar circunstancias traumáticas. La Resiliencia Organizacional se entiende como la capacidad una compañía de enfrentar y adaptarse ante situaciones desfavorables. Por ende, no se considera un estado estable sino más bien como una habilidad de la organización.
Son muchas las técnicas para modificar, cambiar y hacer eficiente un proceso para acomodarse a la nueva realidad, todas muy buenas y respetables, pero ninguna de ellas funcionara ni con el mejor de los profesionales si la organización no está dispuesta al cambio, a enfrentar la adversidad. Esto viene tanto de la dirección de la compañía como de los empleados en general. Si las personas no se sienten parte, y que deben ser parte del cambio, su adaptación será casi nula.
Es importante que entre quienes componen la organización se vean el uno al otro como un legítimo igual y ayudarse en el desarrollo integral dentro del día a día laboral. Desde ahí, nace el concepto de Modelo de Acción Resiliente que busca concretar una cultura de cuidado interno tanto intra como inter personal para tener la capacidad de adaptarse ante un entorno complejo.
Fue el filósofo griego Heráclito, quien dijo ¿la única constante es el cambio?. Con la tecnología a la velocidad que se mueve hoy, esa frase cada vez toma más peso. La resiliencia se convierte en un valor agregado que permite hasta la empresa más grande tener flexibilidad de amoldarse y reinventarse constantemente.
Las organizaciones deben entender que los procesos deben ser organismos con vida propia que cambian constantemente y deben romper paradigmas. Lo que funcionó por diez años no necesariamente sea lo adecuado hoy y muy probable algún ejecutivo en la organización lo sepa, pero si no cuenta con el apoyo del resto de la compañía la resistencia al cambio puede terminar estancando a la organización.
La resiliencia es una filosofía, una habilidad de entender que es necesario cambiar por el bien, que es necesario dejar paradigmas para renovarse.
En el año 2004 Blockbuster la tienda de arriendo de videos, vivía su apogeo, llegó a tener 60 mil empleados y más de 9 mil tiendas distribuidas por el mundo. El año 2010, solo 6 años más tarde, se declaró en bancarrota ante la imposibilidad de competir con Netflix o Redbox, que ofrecían ¿algo nuevo?. En un mundo de la inmediatez, donde el cliente quiere el producto ahora y donde se encuentre, Blockbuster no tuvo la capacidad para verlo y siguió apostando a que el cliente fuese a la tienda a arrendar el video, luego debía volver a devolverlo y además cobraba una penalidad por atraso en la devolución. Todo eso parecía muy soberbio si pensamos que en el mercado aparecían las Tablet, Smartphone que nos permitían acceder al mismo producto, pero esta vez el producto venía a nosotros y no al revés. Por eso, la falta de resiliencia de Blockbuster terminó por sacarlos del negocio.
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