Equipos de trabajo
Entre una de las tantas cualidades que deben tener las organizaciones para su éxito es tener un equipo de liderazgo que pueda hacer frente a los retos que se presentan en un mercado rápidamente cambiante.
Primero es necesario tener claro qué es el liderazgo. Éste consiste en la capacidad de una persona para influir, inducir, animar o motivar a otros en trabajar para alcanzar objetivos con entusiasmo y por propia voluntad (www.crecenegocios.com/concepto-y-estilos-de- liderazgo/).
El liderazgo por lo general lo ejerce un ejecutivo determinado por la empresa según nivel jerárquico, sin embargo, también puede y debe aplicarse entre trabajadores que pertenecen a un mismo nivel.
Un buen liderazgo dentro de la empresa logrará que se alcancen los objetivos que se buscan y, en consecuencia, el éxito del negocio. Asimismo se mejorará el compromiso de los empleados con un desempeño esperado dentro de la organización.
Es importante que la inversión de desarrollo del liderazgo tenga un efecto de largo plazo que permita a sus ejecutivos lograr los objetivos propuestos.
Según el portal Crece Negocios, existen tres estilos de liderazgo: el liderazgo autoritario, el liderazgo democrático y el liderazgo liberal. Si bien se puede deducir cuál es la característica principal de estos tipos de liderazgo, cada uno de ellos tiene su cualidad, de hecho, los tres son necesarios de ejercer en determinados momentos, según sea la situación.
A pesar de lo anterior, existen cualidades necesarias para quien ejercer el liderazgo del equipo de trabajo. Harvard Business Publishing postula ocho aptitudes para tener un escenario favorable. Primero, manejar la complejidad dentro de un mundo muy cambiante, tener la capacidad de resolver problemas y tomar decisiones, eligiendo las acciones de manera apropiada; tener una mente global, reconociendo el panorama global e identificar sus oportunidades; actuar estratégicamente con un proceso continuo y flexible; promover la innovación, es necesario la renovación y generar nuevos productos, servicios o proceso de negocio; aprovechar las redes para cultivar las relaciones no solo dentro de la organización sino con los clientes; inspirar compromiso, que todos los empleados se mantengan interesados y comprometidos en el trabajo; tener flexibilidad y la capacidad de adaptarse en un mundo cambiante y por último ser ágiles para aprender, buscando nuevas experiencias que den la posibilidad de reflexionar desde los éxitos y fracasos obtenidos.