¿Cómo ser un buen Líder o Gerente?

23 Ene - 2015

Cuando decidió estudiar la carrera de Administración, lo habrá hecho con la convicción de ser el mejor, de convertirse en un buen gerente, a fin de aportar sus conocimientos, habilidades, destrezas a favor de su profesión. Esperamos que eso este en usted y lo logre, aprovechando todas las oportunidades que se le da para incrementar sus conocimientos percepción y visión de la relevancia y el alcance de la ciencia administrativa en la época moderna.

Un buen gerente debe tener la capacidad de estar enterado de todo, de trabajar codo a codo con cualquiera para hacer cosas, saber del negocio y de la empresa, tener una meta clara, mantener la política de puertas abiertas y contagiar a sus subordinados su visión para que éstos adhieran a ella con entusiasmo.

El gerente, además de poseer ciertos conocimientos de la industria o del mercado, debe tener sociabilidad para relacionarse y comunicarse con las personas. Tener un objetivo claro, el cual debe transmitir a sus subordinados, porque él está para dirigir y coordinar a las personas para lograr esa meta. Eso implica saber delegar, trabajar en equipo, escuchar a las personas, y hacerlas participar en la toma de decisiones. El gerente también debe saber motivar y promover la iniciativa, además de ser un muy buen planificador.

Lo cierto es que las personas que conforman la empresa están cobrando cada día más importancia. Y tal como una época fue la era de la informática, hoy estamos en una de recursos humanos que implica generar un ambiente laboral sano para que los individuos puedan desempeñarse de una buena manera, contando con la colaboración de un gerente que sabe interpretar sus necesidades y aportarle esa ayuda básica para su crecimiento.

Un buen gerente se define en cuatro capacidades básicas: liderazgo personal, visión de negocios, capacidad empresarial y ética profesional, la que permite generar confianza y armonía en la empresa. Características que no pueden ser descuidadas y sobre las que se debe trabajar constantemente. De ahí, que para lograr estas capacidades, se requiere de un proceso de formación que debe ser proporcionado por el sistema de enseñanza básica y media, universidades y postgrados, mediante programas que estén dirigidos a un desarrollo más integral de la persona, no descuidar su formación humanista.

Hoy se considera muy seriamente, el que se tenga un gerente que sea proactivo, es decir, que logre anticiparse a lo que va a suceder, y que estimule el cambio, que cuente con una visión más estratégica del negocio, y que sea capaz de conformar e integrar equipos.

En el presente, se busca contar con un gerente que equilibre tanto su vida personal como su vida laboral, porque a la larga, éstos resultan más exitosos. Un gerente que sea un formador de personas que capacite permanentemente a su gente, por eso, su ejemplo personal es fundamental. Ahí está la diferencia entre gerentes administradores y gerentes líderes. Y un buen ejecutivo reúne ambas cualidades.

Lo cierto, que se nos dice que un buen gerente debe reunir las siguientes cualidades:

–      Aquel que ha tenido experiencia en el saber obedecer, porque de esta forma sabrá mandar y ejercer la autoridad.

–      El que tiene la capacidad de acercarse a sus subordinados en busca de una idea u opinión.

–      El que es auténtico y no copia poses ni modelos ajenos y que acepta su propia historia.

–      Que es recto y que tiene honor.

–      Que tiene una relación sana con su familia y amigos, porque ello repercute en el ambiente laboral.

–      Que cuenta con una capacidad de análisis universal, capaz de presentar varias alternativas para solucionar un problema.

–      Que tiene imaginación y fomenta la creatividad, (porque hoy los gerentes son muy matemáticos y lógicos) y de esta forma motiva a sus subordinados a innovar y  mejorar en forma continua.

–      Se enfatiza en que debe ser aterrizado, en el sentido de delimitar lo ideal de lo factible al trabajar sobre la base de prioridades, separando lo importante de lo urgente.

–      Que debe saber delegar otorgando autonomía, lo que permitirá generar capacidades de respuesta en la empresa.

–      Debe ser capaz de desarrollar una visión de futuro, que implica trabajar con un sentido de largo plazo y mantener el liderazgo basado en principios.

Fuente: DeGerencia

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